viernes, 13 de mayo de 2016

Sentidos vs sentimientos, o un poco de ambas cosas.

No hablaré hoy del destino y las relaciones sentimentales de una pareja; pero creo que frecuentemente nos hemos topado con algunas situaciones que describiré a continuación.
Hace poco conversaba con un amigo, no muy amigo en realidad, pero dada la antigüedad de nuestras conversaciones, favores hechos, aunque con pocos puntos en común, creo que puedo llamarlo como tal. El día que lo encontré me preguntó sobre algún regalo que pudiera hacerle a su pareja por ya haber cumplido dos años juntos, así recordé su rara historia.

Lo conozco hace ya bastante tiempo, se puede decir que él era el típico estudiante que podía pasar varios días seguidos con alcohol y nicotina, junto al desenfrenado deseo de conocer más chicas, y de hecho con mucha destreza para hacerse popular entre ellas, pero a su vez con gran “habilidad” para no entablar alguna relación estable con alguna. En fin, “R”, era un tipo que siempre encontrarás estés donde estés.

Extrañamente él tenía el anhelo de dejar sus vicios al madurar, y al tener un trabajo estable, enamorarse y formar una familia en el futuro, aunque veía esto como una obligación, obligación derivada de un miedo muy frecuente en tantas personas: La soledad.

Esa soledad no era ajena a tipos como “R”, a pesar de conocer tantas chicas, me presentó a dos chicas, con las que estuvo largo tiempo; y siendo aparentemente ambas chicas responsables, buenas personas, y mostrando un gran interés, lo terminaron dejando por motivos que desconozco. Así que tras esos sucesos no era novedad, que él recurriera mucho más a sus vicios que a su razón.

Es así que en una de sus salidas de fin de semana conoce a “V”, una chica como él, de humor similar, gustos, manías y hasta la forma de reír era tan similar que la del tipo en cuestión. Se hicieron amigos casi inseparables; con el tiempo “V”, mostró mucho interés por “R”,  era como si Fiona hubiera encontrado a Shrek, creo que es lo más parecido  a lo que podría comparar esa relación, ella ese veía muy feliz y haciéndolo saber a casi todo su entorno, no sería nada raro que él hubiera tenido un affaire con ella, pero siempre despreciando toda señal de romanticismo que había demostrado su ya recurrente amiga.
“R” había dicho muchas veces que físicamente “V” no estaba dentro de sus “cualidades predilectas de la chica que buscaba”, temía mucho la opinión de los demás, (en realidad sólo la opinión masculina) y no era para menos, a él le era muy sencillo invitar a salir a cualquier chica y ser correspondido, tenía mucha fluidez para conversar con chicas superficialmente bellas; así que siempre tuvo en mente encontrar una que supere en cualidades físicas a la anterior.

El dinero no puede comprar el amor, es algo ya muy repetido, y no de comerciales referentes con una de las más longevas tarjetas de crédito; pero en esta situación influyo demasiado. “V”, en palabras de “R”, no era una chica muy agraciada o simpática, buena persona sí, no del todo, pero con la experiencia encima de malos amores, seudo amores por estación, por no decir de fines de semana, al igual que su amado; se podría decir que ella empezó a conquistarlo a él, ¿cómo?, con una gran debilidad: sus hobbies… Cuando ella se enteró todo lo que le gustaba a él no dudo en regalárselo, cumpliendo casi cualquier capricho que él pidiera, pero siempre señalándo él a ella que no podían ser nada más.

Para muchos, me incluyo, lo hobbies son parte esencial de la vida, y si algo o alguien influye de manera que pueda mejorar o sacar más provecho a ellos tendrá un gran agradecimiento. A veces la gente busca su opuesto complementario, su alma gemela su fruta cítrica equivalente, o simplemente alguien más para llenar su soledad; en este caso el materialismo aplicado a un pasatiempo pudo más que las ideas con las que alguien pueda haber crecido.

Eran tal para cual, pero era casi imposible que su amistad diera un paso más, la chica le confesó su amor, más de una vez, en dramas apreciados por ajenos... Hasta que un día decidió dejarlo, (sabia decisión, por mucha humillación recibida); pasaron algunos días, y él la busco dándose cuenta cuánto había hecho ella por él, formalizando su relación, con dudas propias, de ella y la del resto de personas que conocimos su historia.

“R” decía que la quería bastante, pero que no sabía si era suficiente aquello para que tal relación funcionara a futuro, y en sus propias palabras la quería “con el corazón, pero no con sus sentidos”. Es esa una de las grandes diferencias y puntos de quiebre de la mayoría de parejas. Para alguien como él era más fácil ver una chica “linda”, enamorarse, desear, tocar y atarse,  para después conocer su forma de pensar, carácter y tipo de personalidad.

Si no son los medios, son las personas del entorno que traten de imponer que tipo de persona debas tener al lado, pero si tantas relaciones iniciaron de los “sentidos y luego al corazón", ¿por qué no pasaría lo contrario? Las personas que confiesan haber tenido uno o más amantes no serán ajenas en algún momento a decir que un amante no haya llegado a tener un lugar importante en sus vidas, fuera de su búsqueda de placeres, pues es natural que a veces los sentidos dominen al corazón, jugando muchas veces con éste, así como sería inevitable y con un poco de razón y tiempo que el corazón influya sobre los sentidos llegando a formar relaciones estables, incluso más que las primeras, como la pareja ya señalada hasta la fecha.